Porqué los pecados de otros, que nos hirieron sin ningún prejuicio tienen que ser un estigma por siempre ?
Cómo enfrentar el pasado, denunciarlo y dejarlo ?
Porqué el rechazo, el descuido y el abuso; son situaciones claves para el quebranto emocional, relacional y sexual ?
Es la Iglesia el lugar donde puedes confesar y compartir temas duros como haber sido descuidado, burlado, abusado, por tu padre, tu abuelo, un vecino ?
Porqué aún hoy hay temas que son tabúes dentro de la Iglesia, el lugar en donde se supone que debemos ser restaurados, sanados, perdonados, liberados y plenos ?
Quiénes están preparados para oir a una persona que vivió como travesti, o tiene atracción por personas del mismo género, o está atado a la masturbación compulsiva ?
Puedo contar en la Iglesia que soy adicto a la pornografía por Internet ?
Quién podrá oirme sin juzgar, ni sonrojarse si confieso que soy infiel a mi esposa ?
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Éstos y muchos temas relacionados con dependencias emocionales, pasados no resueltos, distorsiones de identidad de género, situaciones vividas en la pre-adolescencia o niñez, forman a una persona que aún cuando se encontró con Jesucristo, tiene que lidiar con las heridas de su alma.
Un lugar donde personas restauradas, sanadores heridos, pueden comprender lo que aún tú mismo puedes considerar algo innombrable. Aquel que se puso tus mismos zapatos o estuvo junto a la Cruz de Cristo con todas sus miserias puede y quiere ayudarte a dejar también a los pies de la Cruz, todas tus angustias.
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